Los expertos reconstruyeron a su tamaño original el iris y la pupila del búho y descubrieron que este antecesor del ave más tradicionalmente ligada a la noche prefería, en este caso, la luz solar.
Pekín, 29 mar (EFE).- Un equipo de paleontólogos chinos ha descubierto en la provincia de Gansu (noroeste) el primer fósil de un búho diurno del que se tiene constancia y que vivió hace más de seis millones de años.
Los restos, «increíblemente bien conservados», y en particular las cuencas oculares, revelaron que el ave estaba activa durante el día y no la noche, según un estudio publicado hoy en la revista de la Academia China de Ciencias difundido por la agencia oficial Xinhua.
Es la primera vez que los expertos hallan los huesos petrificados de un búho diurno con tanta antigüedad, y sus descubridores han bautizado la nueva especie como Miosurnia Diurna.
First fossil of a daytime active owl found at the edge of the Tibetan Plateau https://t.co/70CIBJfrq7
— #Stand WithUkrainii El Mohel??????️??? (@forskinberg) March 29, 2022
New Miocene diurnal owl Miosurnia diurna, probably a close relative of the extant northern hawk-owl and pygmy owls: https://t.co/qXU8pMOg8W #birds #dinosaurs pic.twitter.com/SAxUEBK9La
— Alberta Claw (@albertonykus) March 29, 2022
El fósil conserva casi todo el esqueleto, desde la zona superior del cráneo hasta el hueso de la cola, además de miembros que no son frecuentes encontrar en restos tan antiguos como los huesos del aparato lingual, tendones de los músculos de las alas y las patas, e incluso los restos de su última comida, que consistió en un mamífero de pequeño tamaño.
Pero han sido las fosas oculares las que han desvelado que este antecesor del ave más tradicionalmente ligada a la noche prefería, en este caso, la luz solar.
Según el paleontólogo Li Zhiheng, uno de los autores del estudio, los animales nocturnos requieren por lo general de ojos y pupilas más grandes para ver en la oscuridad, en tanto los diurnos suelen tenerlos más pequeños.
A partir del hueso de las fosas, los expertos reconstruyeron a su tamaño original el iris y la pupila del búho para determinar el diámetro del globo ocular, que después compararon con los de 55 especies de reptiles y más de 360 de aves, entre ellas numerosos tipos de búho.
«Este esqueleto fosilizado pone patas arriba todo lo que creíamos saber sobre la evolución de los búhos», añadió Li.